CIVILIZACIONES EGEAS.-
Se agrupan bajo la designación de “Egeos” o pre-helénicos a los pueblos que durante la edad de bronce vivieron a orillas del mar Egeo.
Se agrupan bajo la designación de “Egeos” o pre-helénicos a los pueblos que durante la edad de bronce vivieron a orillas del mar Egeo.
Dos grandes civilizaciones se desarrollaron en esta época: la primera
ubicada principalmente en la isla de Creta, llamada Cretense o “Minoica”
en honor del legendario rey Minos y la segunda la “Micénica” por
Micenas, la ciudad del también legendario Agamenón, rey de los aqueos y
héroe de la guerra de Troya.
Los cretenses se caracterizaron por ser un pueblo pacifico y amante de la
naturaleza y aunque llegaron a dominar el mar Mediterráneo con su flota,
este dominio se basaba en el comercio y en las buenas relaciones con sus
vecinos, motivo por el cual se habla hoy en día de la “Pax Minoica”,
concepto que trascendió a su arte, lujosos palacios que carecían de
fortificaciones o murallas defensivas pintados alegremente con motivos
naturales o escenas rituales. Religiosamente adoraban a la diosa madre o
diosa de las serpientes y sus cultos se relacionaban con la fertilidad, ya fuera de los campos o de la mujer. Es posible la existencia de una estructura
social matriarcal o en todo caso la existencia de un papel político
importante de la mujer.
Su gloria fue heredada por los micénicos, también llamados “aqueos”, de
quienes trataremos específicamente en este capitulo.
Los aqueos penetran en la Grecia continental hacia el año 2000 a.c.,
eran originarios de los Balcanes; “…este pueblo era de civilización inferior que los pobladores
anteriores a los que suplantaron, por lo que durante 400 años
aproximadamente se dedicaron a asimilar la cultura superior de sus
predecesores, al tiempo que se enriquecieron con la aportación
cultural de los minoicos..." (Blog Terrae Antiquae Imágenes).
Es necesario señalar que entre el arte cretense y micénico existe una
verdadera fusión artística especialmente en la producción artesanal. Las
analogías en las áreas de orfebrería y de la cerámica pueden confundir
incluso a los especialistas. Puede ser que muchos de los tesoros
depositados en las tumbas y palacios micénicos hayan sido objeto de
saqueos o que los reyes aqueos hayan encargado la elaboración de dichos
objetos a los artesanos cretenses a sus servicios.
ARTE MICENICO.-
Los micénicos o aqueos, como se denominaban a sí mismos, fue el primer
pueblo propiamente griego que se estableció en Grecia. Hablaban una forma
de griego primitivo y sus gestas fueron contadas por Homero.
Antes del año 1870 poco podía decirse del pueblo aqueo, sólo que existieron; que la “Ilíada” era producto de la imaginación de Homero y que nunca tuvo lugar la famosa guerra contra Troya dirigida por Agamenón. Pero, el alemán Heinrich Schliemann, un apasionado de la obra homérica, halló en Turquía las ruinas de la legendaria ciudad.
En efecto, enterrada bajo tierra, Schliemann descubrió un total de siete ciudades, construidas una sobre los restos de las otras. En el segundo de los estratos localizó las ruinas de una ciudad con muros edificados con enormes piedras que mostraban indicios de haber sido quemada; fue identificada como Troya, la ciudad incendiada por Agamenón y sus ejércitos. Es así como la “Ilíada” pasó del campo mitológico al histórico, Agamenón había existido y sólo faltaba encontrar sus palacios y tesoros.
En consecuencia, Schliemann se propuso localizar la tumba en la cual había sido sepultado el legendario rey. Halló 18 tumbas en la ciudad de Micenas, en la región del Peloponeso, que fueron identificadas como las tumbas de los reyes micénicos, sus esposas y sus hijos, sus rostros estaban cubiertos por máscaras de oro y junto a ellos había espadas, dagas, copas, joyas, todo de oro. La afirmación homérica de que Micenas era “rica en oro” también estaba verificada.
El instinto arqueológico de Schliemann y su fe en la obra homérica fueron determinantes para el descubrimiento de una cultura desconocida y fundamental de la vasta historia griega. A partir de sus descubrimientos, otros arqueólogos consolidaron el trabajo realizado. Es así, que posteriormente se encuentran restos de utensilios micénicos en Atenas, Pilos, Chipre y Esparta, comprobándose la existencia de una civilización micénica extendida por todo el mar Egeo.
La civilización micénica está fechada entre los años 1400 y 1100 a.c. (edad de bronce) y se extendió por todo el Peloponeso. Los aqueos heredaron el dominio marino de los cretenses, pero a diferencia de estos, los nuevos habitantes tenían un carácter pendenciero y belicoso. Este instinto guerrero los induce a fortalecer sus ciudades con murallas de piedras colosales denominadas ciclópeas, dando a sus palacios la apariencia de una arquitectura megalítica, muy distinta al carácter alegre y abierto de los palacios minoicos.
Antes del año 1870 poco podía decirse del pueblo aqueo, sólo que existieron; que la “Ilíada” era producto de la imaginación de Homero y que nunca tuvo lugar la famosa guerra contra Troya dirigida por Agamenón. Pero, el alemán Heinrich Schliemann, un apasionado de la obra homérica, halló en Turquía las ruinas de la legendaria ciudad.
En efecto, enterrada bajo tierra, Schliemann descubrió un total de siete ciudades, construidas una sobre los restos de las otras. En el segundo de los estratos localizó las ruinas de una ciudad con muros edificados con enormes piedras que mostraban indicios de haber sido quemada; fue identificada como Troya, la ciudad incendiada por Agamenón y sus ejércitos. Es así como la “Ilíada” pasó del campo mitológico al histórico, Agamenón había existido y sólo faltaba encontrar sus palacios y tesoros.
En consecuencia, Schliemann se propuso localizar la tumba en la cual había sido sepultado el legendario rey. Halló 18 tumbas en la ciudad de Micenas, en la región del Peloponeso, que fueron identificadas como las tumbas de los reyes micénicos, sus esposas y sus hijos, sus rostros estaban cubiertos por máscaras de oro y junto a ellos había espadas, dagas, copas, joyas, todo de oro. La afirmación homérica de que Micenas era “rica en oro” también estaba verificada.
El instinto arqueológico de Schliemann y su fe en la obra homérica fueron determinantes para el descubrimiento de una cultura desconocida y fundamental de la vasta historia griega. A partir de sus descubrimientos, otros arqueólogos consolidaron el trabajo realizado. Es así, que posteriormente se encuentran restos de utensilios micénicos en Atenas, Pilos, Chipre y Esparta, comprobándose la existencia de una civilización micénica extendida por todo el mar Egeo.
La civilización micénica está fechada entre los años 1400 y 1100 a.c. (edad de bronce) y se extendió por todo el Peloponeso. Los aqueos heredaron el dominio marino de los cretenses, pero a diferencia de estos, los nuevos habitantes tenían un carácter pendenciero y belicoso. Este instinto guerrero los induce a fortalecer sus ciudades con murallas de piedras colosales denominadas ciclópeas, dando a sus palacios la apariencia de una arquitectura megalítica, muy distinta al carácter alegre y abierto de los palacios minoicos.
En cuanto a su régimen político y de acuerdo a la Ilíada, los aqueos
constituían una aristocracia militar en una Grecia dividida en
pequeños territorios, posiblemente estaban unificados federalmente
bajo el mando de un rey único, el de Micenas. No obstante, estos
territorios siempre conservaron su autonomía y nunca dependieron del
control político central.
Escritura Lineal "B"
Los aqueos conocieron un tipo de escritura primitiva llamada “Lineal B”,
descifrada en el año 1952, esto permitió descubrir que utilizaban una
variante de griego arcaico. Desde entonces es plenamente legítimo establecer
en Micenas el origen de la historia griega. En efecto, durante muchos años
se creyó que los micénicos estaban tan estrechamente ligados con la
civilización cretense y con el arte del Palacio de Cnosos que se suponía que
debían tener el mismo origen étnico; pero gracias a los datos descifrados en
las tablillas se comprobó que se trataba de un nuevo pueblo.
Utilizaron
el carro de guerra, un vehículo ligero tirado por caballos; igualmente la se
les atribuye la invención de de la espada larga y la armadura de láminas de
metal y cascos de dientes de jabalíes.
La vida micénica también esta marcada por una gran religiosidad, el futuro
del panteón griego se empieza a dibujar en una edificación llamada
“Megarón”, creen en los dioses olímpicos Zeus, Hera, Poseidón… y hacían
sacrificios humanos a sus dioses.
Hacia 1200 a. C. el poder de los aqueos comenzó a declinar y alrededor de
1100 a. c. la invasión de los dorios acabó con la civilización
Micénica.
Diferencias y semejanzas entre el arte minoico y el micénico.-
En primer lugar, debemos anotar una marcada diferencia en el temperamento de ambas culturas: la sociedad minoica o cretense estaba compuesta por hombres alegres y pacíficos, que no necesitaban erigir murallas defensivas ni elaborar armas para el combate; en cambio el pueblo aqueo o micénico estaba formado por hombres guerreros que hicieron de sus edificaciones verdaderas fortalezas de piedras.
Los lujosos palacios minoicos se construyeron alrededor de un patio central del cual surgían pasillos que comunicaban con almacenes, oficinas, talleres y con las casas de los mercaderes y aristócratas. Los cretenses amaban la naturaleza, la ligereza y la fantasía, ello se aprecia en la arquitectura de sus palacios y en los frescos que los decoraban, temas como un grupo de peces voladores jugueteando en el mar o escenas de atletas saltando sobre el toro eran motivos típicos.
Los aqueos, al igual que los cretenses construyeron palacios, pero la diferencia fundamental radica en el concepto defensivo de los mismos, fuertes murallas ciclópeas hacían de los mismos unas verdaderas fortalezas que se corresponden a una sociedad en la cual el rey gobernaba bajo un estricto sistema jerárquico.
En el plano artesanal, como ya se indicó, las semejanzas son numerosas, posiblemente porque los minoicos comercializaron sus producciones por toda la cuenca del Mediterráneo o porque los aqueos utilizaron mano de obra cretense. No obstante, podemos señalar que a grosso modo los artesanos minoicos, en especial durante el último período adornaban sus piezas con motivos inspirados en la naturaleza como flores y animales marinos; en cambio los micénicos preferían modelos más sencillos, con decoraciones geométricas, o en su defecto escenas bélicas o de cacería, más acordes con el carácter de un pueblo de conquistadores.
Tanto los cretenses como los aqueos supieron trabajar los metales y demostraron gran gusto en la confección de joyas en oro y plata.
El papel de la mujer fue completamente distinto, si en la cultura minoica la mujer ocupaba una posición social y política importante, que incluso ha llegado a plantear la posibilidad de un matriarcado; en la micénica su papel es relegado a simple esposa y compañera fiel del hombre, Penélope, la esposa de Ulises, retratada por Homero en la Odisea, vendría a ser el ideal femenino.
Arquitectura micénica.-
Son característicos de la arquitectura micénica las ciudadelas
fortificadas y el Megarón. A diferencia de las ciudades minoicas que
eran asentamientos completamente abiertos, con puertos cercanos para que
sus barcos mercantes entraran y salieran constantemente; las ciudades
micénicas eran recintos fortificados, ubicados en terrenos estratégicos
de fácil defensa.
Los restos de Micenas, Tirinto y Pilos nos muestran la arquitectura
militar propia de las ciudades micénicas, construidas en lo alto de las
colinas y rodeadas de murallas de piedras puestas una sobre otras sin
necesidad de argamasa. A continuación estudiaremos la ciudad de
Micenas.
La principal ciudad de los aqueos
estaba situada a 90 Km de Atenas y según la mitología fue creada por
Perseo, hijo de Zeus y Danae. El héroe para proteger la ciudad
ordenó a los Cíclopes la construcción de una muralla de enormes piedras irregulares (motivo por el cual se le llama Muralla
Ciclópea). Está era el centro de riqueza y poder de los aqueos y famosa por alojar a los
guerreros más poderosos de la zona del mar Egeo.
Los aspectos más fundamentales de la ciudad de Micenas son: la muralla ciclópea, la puerta de los Leones, las ruinas del Palacio de Agamenón, el círuclo de tumbas donde fue encontrado El Tesoro de Atreo, más conocida como la tumba de Agamenón.
Muralla ciclópea de Micenas.
La formidable muralla ciclópea de Micenas de 13 metros de alto por 7
metros de espesor, rodea una superficie de aproximadamente 25.000 metros
cuadrados. Los micénicos inauguraron una nueva técnica de construcción,
utilizaron enormes piedras poligonales, de varias toneladas de peso y sin
argamasa, las cuales desplazaban utilizando rodillos y cuadrillas de
braceros. Esta ciudadela fortificada, situada en lo alto de una colina
estaba reservada para el rey, su familia, los nobles y su guardia
personal. Los aldeanos habitaban fuera del recinto amurallado, pero en
caso de ataque se resguardaban dentro de los muros.
La entrada a la ciudad se hacía a través de la famosa “Puerta de los Leones”, que debe su nombre a los dos animales esculpidos en el tímpano triangular. Los leones descansan sobre un dintel de 20 toneladas y fueron tallados en un solo bloque de piedra caliza. El vano de 3 metros por 3 metros estaba protegido por una puerta de madera recubierta con un blindaje de bronce.
Los leones desgraciadamente carecen de cabeza, deshecha posiblemente a martillazos por los conquistadores dóricos con la finalidad de acabar, de esta forma con el símbolo del poder micénico.
El “Palacio de Agamenón”.-
En el centro de la ciudadela se hallan las ruinas del palacio muy mal
conservadas. El palacio estaba rodeado de un gran patio y la habitación
principal era el Megarón, una gran sala en la cual los soberanos recibían a sus
invitados, se realizaban rituales, se oían a los aedos o poetas y se
celebraban consejos de guerra .
Los aqueos igualmente realizaron una importante arquitectura funeraria.
En efecto, los gobernantes, en pro de su inmortalización dejaron
constancia de su rango social y de su poder en sus enterramientos, y así
dispusieron de espacios especiales para las tumbas y adornaron los
cadáveres con máscaras, joyas y armas.
En el interior de la ciudad
rodeado por una muralla de losas verticales se encuentra el “Circulo de tumbas”
un cementerio circular en el que se disponen varias tumbas del siglo XVI
a.c. donde se guardaban los tesoros y restos de los soberanos.
Igualmente, se encontraron otro tipo de tumbas llamadas “Tholos”
o de colmena Las más conocidas son el “Tesoro de Atreo”, y la tumba de
Clitemnestra.“…El rasgo propio que quizá defina más a los micénicos y domine en
todo su territorio es la gran tumba llamada de tholos (o de colmena)…
la más famosa es la denominada Tumba de Atreo en Micenas: una gran
cámara mortuoria construida por completo con grandes bloques de
piedra, de dimensiones enormes y que no tiene precedentes
arquitectónicos ni dentro ni fuera de Grecia…” (Blog Terrae Antiquae
Imágenes) .
La tumba de Agamenón o Tesoro de Atreo: es una edificación circular a la cual se entra a través de un largo
corredor (dromos) de 36 metros de largo por 6 de ancho y cuyas sus
paredes laterales alcanzan los 14 metros. La puerta, flanqueada por
dos columnas de mármol, esta formada por un dintel sobre el cual
descansa un triángulo vacío que posiblemente contenía algún relieve
como la puerta de los leones. Al final del corredor se encuentra un
recinto circular o cámara de enterramiento con una bóveda de 14,5
metros de diámetro. Esta sala cónica esta construida como una
gigantesca colmena, determinada por hileras concéntricas en saledizo
una sobre las otras.
El Tesoro de Atreo, entrada.En esta tumba se encontraron gran cantidad de joyas, armas y la famosa máscara funeraria que Schliemann erróneamente atribuyó al rey Agamenón. La riqueza de los hallazgos confirma el epíteto que Homero aplica siglos después a la ciudad “Micenas, la rica en oro”.
La estabilidad de la cámara se lograba por la tierra acumulada en el exterior de la bóveda. Los constructores iban disponiendo terraplenes a medida que se levantaba, de tal manera que la misma quedaba enterrada y sometida a una presión homogénea en toda su superficie exterior que le daba cohesión y resistencia. Tras el entierro, se rellenaba el dromos y la sepultura real desaparecía a los ojos de los hombres. El tholos quedaba completamente cubierto de tierra por lo que desde el exterior sólo se observaba un montículo con vegetación.
La importancia del tholos micénico es que es la arquitectura aboveda sin soporte intermedio más antigua del mundo y no es sino trece siglos después, cuando los romanos reinventan nuevamente las grandes cúpulas abovedadas.
Aparte de Micenas, los aqueos construyeron otros
asentamientos, que demuestran igualmente la maestría tecnológica de esos
constructores como las ciudadelas de Pilos y Tirinto.
Palacio de Pilos
Según Homero, el palacio de Pilos era el hogar del rey Néstor, esta situado en una suave colina, cerca del mar. Gracias a su mejor conservación, podemos interpretar más fácilmente sus espacios. Se accedía al palacio, antecedente del templo griego, mediante un pórtico abierto que daba a un patio interior, de allí se pasaba a una especie de vestíbulo o pronaos que comunicaba a través de un pórtico con dos columnas al salón de recepción o “megarón” en el cual se encontraba el trono del rey y se llevaban a cabo los banquetes rituales, se celebraban consejos de guerra y se escuchaban a los aedos cantar las historias de sus héroes y dioses. El megarón de Pilos mide 10 metros por 12 metros, cuatro columnas sostienen el techo, su suelo esta estucado y las paredes estaban recubiertas con frescos.
Alrededor de este complejo central existen habitaciones privadas, un cuarto de baño con bañera y bodegas a las cuales se accede a través de pasillos.
Según Homero, el palacio de Pilos era el hogar del rey Néstor, esta situado en una suave colina, cerca del mar. Gracias a su mejor conservación, podemos interpretar más fácilmente sus espacios. Se accedía al palacio, antecedente del templo griego, mediante un pórtico abierto que daba a un patio interior, de allí se pasaba a una especie de vestíbulo o pronaos que comunicaba a través de un pórtico con dos columnas al salón de recepción o “megarón” en el cual se encontraba el trono del rey y se llevaban a cabo los banquetes rituales, se celebraban consejos de guerra y se escuchaban a los aedos cantar las historias de sus héroes y dioses. El megarón de Pilos mide 10 metros por 12 metros, cuatro columnas sostienen el techo, su suelo esta estucado y las paredes estaban recubiertas con frescos.
Alrededor de este complejo central existen habitaciones privadas, un cuarto de baño con bañera y bodegas a las cuales se accede a través de pasillos.
Tirinto.- La ciudadela Tirinto servía de Puerto a Micenas e igualmente estaba protegida por una muralla de piedra llamada ciclópea. El salón del trono o Megarón se encontraba en el centro del palacio y se llegaba a través de tres patios y ocho puertas. En algunos lugares la muralla era tan gruesa que albergaba en su interior un pasillo.
ESCULTURA MICÉNICA
Uno de los aspectos más importante del arte creto-micénico
es la ausencia de escultura monumental, un tipo de escultura en la que egipcios y
mesopotámicos se habían lucido. Se entiende por monumental a
la escultura adaptada íntegramente al espacio arquitectónico
y cuyo objetivo es servir de ornamento a la arquitectura, de
la cual depende. No obstante lo afirmado, la Puerta de los
Leones es una magnifica excepción.
La Puerta de los Leones
(1250 a.c.), uno se los monumentos más antiguos en
territorio europeo, proclama heráldicamente el poder militar
de los nobles micénicos. La entrada a la ciudad de Micenas
se realizaba a través de esta famosa puerta. Sobre un dintel
construido por un monolito de 20 toneladas se encuentran dos
leones de vigorosa musculatura, las fieras están enfrentadas
entre si, formando un triangulo perfecto. Fueron esculpidos
simétricamente en piedra y sus patas delanteras descansan
sobre un podio; el relieve esta perfectamente adaptado al
espacio del triangulo y entre los animales se haya una
columna. Como se indicó anteriormente, los animales carecen
de cabeza posiblemente por el vandalismo de los
conquistadores dóricos.
En efecto, tanto los minoicos como los micénicos, a
excepción de la referida Puerta de los Leones, no produjeron
estatuas de gran tamaño y se conformaron con la creación de
pequeños objetos esculpidos en piedra y marfil o barro
cocido, así como la elaboración de sellos con relieves en
miniaturas.
Se han encontrado pequeñas estatuillas de terracota o
marfil en los yacimientos de Micenas y Tirinto que
representan figuras antropomórficas policromadas. Las
figuras asumen diferentes posturas y podrían tener un
significado religioso dado el sitio en los cuales fueron
encontradas, tumbas y santuarios. Reciben el nombre de psi,
fi o tau por el parecido con las letras griegas, estas
figurillas o ídolos son esquematizadas, su cuerpo suele
representarse con un simple cilindro, en el cual pueden
destacar unos senos como único detalle, pero sus rostros son
detallados con grandes ojos y nariz pronunciada.
Con esta misma característica de abstracción se han encontrado
figuras de animales, especialmente el toro y carros de guerra
tirados por caballos.
Los Micénicos, al igual que los Minoicos sobresalieron en el trabajo de las miniaturas de los sellos grabados, los cuales utilizaban, entre otros fines como amuletos o como garantía de propiedad al ser estampados sobre los objetos. Se usaban colgados de un collar y se realizaban en madera, marfil y metales especialmente oro. Lo más destacable es el gusto por el detalle y el movimiento. Su tamaño era de aproximadamente 3 cm. Los motivos eran similares a los Minoicos y sobresalen los relativos a escenas bélicas o de cacería.
La pintura micénica acusa gran influencia de la minoica, utilizaron al igual que sus antecesores la técnica de estuco pintado al fresco con colores vistosos como el amarillo, rojo, azul o blanco y remarcadas las líneas con negro. En cuanto a los motivos, los aqueos continuaron con los mismos temas a los cuales añadieron escenas de guerra y caza, más acorde con su temperamento bélico, asimismo se acentúan los adornos y los peinados. También utilizaron motivos geométricos.
Otro ejemplo de pintura al fresco es la de esta
joven, mucho más esquematizada que las anteriores.
La escultura de busto más conocida de la época micénica es
la “Triada Divina”,
representa a dos mujeres y un niño. Las mujeres tienen los
pechos al descubierto y llevan joyas y ropa creto-micénica –
la famosa falda de faralaos o volantes acampanados con
corpiño ajustado-, representan a las diosas Demeter y
Perséfone y al dios Lacco o Triptólemo, todos vinculados con
la agricultura y fertilidad de los campos.
Otra famosa escultura es esta cabeza de grandes ojos
almendrados y con una dura expresión en el rostro,
procedente de Micenas, es uno de los pocos ejemplos
escultóricos en piedra caliza policromada que conservamos
de esta cultura.
Los Micénicos, al igual que los Minoicos sobresalieron en el trabajo de las miniaturas de los sellos grabados, los cuales utilizaban, entre otros fines como amuletos o como garantía de propiedad al ser estampados sobre los objetos. Se usaban colgados de un collar y se realizaban en madera, marfil y metales especialmente oro. Lo más destacable es el gusto por el detalle y el movimiento. Su tamaño era de aproximadamente 3 cm. Los motivos eran similares a los Minoicos y sobresalen los relativos a escenas bélicas o de cacería.
La máscara de Agamenón.-
Las máscaras funerarias, emblemas del arte micénico fueron desconocidas en Creta. La más famosa es la máscara de Agamenón, la cual debe su nombre al arqueólogo Heinrich Schliemann, quién erróneamente confundió el Tesoro de Atreo con la tumba de este legendario rey micénico. En efecto, estudios posteriores han comprobado que la referida máscara antecede en varios siglos a la existencia del rey aqueo. Esto no impidió que Schliemann al realizar su descubrimiento exclamara con orgullo “He visto la cara de Agamenón”.
Estas máscaras funerarias plasmaban los rasgos de los difuntos soberanos aqueos, motivo por el cual eran tan personales y diferentes entre sí.
La máscara de Agamenón tiene 32 cms. Y destaca en una fina lámina de oro los rasgos de un rey aqueo del siglo XVI a.C.
Las máscaras funerarias, emblemas del arte micénico fueron desconocidas en Creta. La más famosa es la máscara de Agamenón, la cual debe su nombre al arqueólogo Heinrich Schliemann, quién erróneamente confundió el Tesoro de Atreo con la tumba de este legendario rey micénico. En efecto, estudios posteriores han comprobado que la referida máscara antecede en varios siglos a la existencia del rey aqueo. Esto no impidió que Schliemann al realizar su descubrimiento exclamara con orgullo “He visto la cara de Agamenón”.
Estas máscaras funerarias plasmaban los rasgos de los difuntos soberanos aqueos, motivo por el cual eran tan personales y diferentes entre sí.
La máscara de Agamenón tiene 32 cms. Y destaca en una fina lámina de oro los rasgos de un rey aqueo del siglo XVI a.C.
PINTURA MICÉNICA
La pintura micénica acusa gran influencia de la minoica, utilizaron al igual que sus antecesores la técnica de estuco pintado al fresco con colores vistosos como el amarillo, rojo, azul o blanco y remarcadas las líneas con negro. En cuanto a los motivos, los aqueos continuaron con los mismos temas a los cuales añadieron escenas de guerra y caza, más acorde con su temperamento bélico, asimismo se acentúan los adornos y los peinados. También utilizaron motivos geométricos.
Los frescos descubiertos en los palacios de
Pilos y Tirinto son la prueba de que los aqueos
continuaron el gran arte pictórico de los hombres de
Cnosos, aunque a diferencia de aquellos las escenas se
delimitaban con marcos decorados con figuras
geométricas y sus figuras eran más rígidas. Destacan
los frescos de la cacería del jabalí del palacio de
Tirinto, el fresco del megarón de Pilos y el friso con
damas sobre un carro o la dama oferente del Palacio de
Tirinto.
Dama oferente. En el Palacio de la ciudad de Tirinto se encontró
el fresco de una mujer de pechos abultados,
sofisticado peinado y ataviada a la manera cretense,
portando un pixis como ofrenda. La figura esta
delimitada por una línea o banda con motivos
geométricos. El fresco es de clara inspiración
minoica, el mismo tema de la Parisina de Cnosos: una
mujer en procesión, con el mismo perfil, la estrecha
cintura y el vestido. Sin embargo esta imagen carece
de la elegancia de su antecesora y resulta exagerada.
Dama con collar,
fresco del siglo XIII a. C.
encontrado en Micenas, representa una diosa,
actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de
Atenas.
Guerreros de Pilos.
Se trata de uno de los ejemplos más destacados de
la pintura mural micénica .
Procede del palacio de Pilos y representa la lucha entre guerreros micénicos
y unos bárbaros ataviados con pieles. Las figuras,
muy estereotipadas, se resaltan sobre un fondo azul
sin ningún orden espacial.
Fresco de Micenas representando un escudo
en forma de 8 y una espada, armas propias de los aqueos
y que evidencian su carácter guerrero.CERAMICA MICÉNICA .-
Igualmente se han encontrado vasos y armas de bronce martillado y las famosas mascaras funerarias que plasmaban los rasgos fisiológicos del difunto, pero con una rudeza propia de una caricatura.
Los artesanos solían realizar incrustaciones con metales preciosos como el oro y la plata para decorar las espadas y puñales con escenas de lucha o cacería. La taza de Vafio.
FIN DE LA CULTURA MICENICA
Se han encontrado gran cantidad de cerámica de la época
micénica, de estilos muy variados: jarras, copas,
jarrones… De las muestras encontradas en diversas
localidades se ha evidenciado que las piezas destinadas
a la exportación eran en general más lujosas y de
decoración más trabajada.
Las piezas estaban decoradas con motivos mitológicos, bélicos o escenas de caza o animales, además es característica de la cerámica micénica la decoración con motivos geométricos, tales como meandros y espirales.
Se han encontrado igualmente vajillas de metal, principalmente de bronce en los yacimientos micénicos, así jarras de loza o de marfil.
Las piezas estaban decoradas con motivos mitológicos, bélicos o escenas de caza o animales, además es característica de la cerámica micénica la decoración con motivos geométricos, tales como meandros y espirales.
Se han encontrado igualmente vajillas de metal, principalmente de bronce en los yacimientos micénicos, así jarras de loza o de marfil.
Orfebrería micénica.-
La orfebrería da idea de lujo y riqueza de los pueblos.
Tanto los Minoicos como los Micénicos demostraron gran
originalidad y calidad en el tallado de los metales,
especialmente el oro con el cual realizaron
espectaculares joyas. Las piezas encontradas en las
tumbas aqueas tales como coronas, collares y brazaletes
datan aproximadamente del año 1500 a.c. y estaban
decorabas muchas de ellas con motivos minoicos.
Igualmente se han encontrado vasos y armas de bronce martillado y las famosas mascaras funerarias que plasmaban los rasgos fisiológicos del difunto, pero con una rudeza propia de una caricatura.
Los artesanos solían realizar incrustaciones con metales preciosos como el oro y la plata para decorar las espadas y puñales con escenas de lucha o cacería. La taza de Vafio.
La hegemonía micénica, iniciada hacia el año 1450 a.c.,
gracias a su dominio naval y a la misteriosa desaparición
de la cultura cretense fue de corta duración. Las
invasiones de pueblos indoeuropeos ocurridas entre 1150 y
1000 a.c. produjeron una gran complejidad cultural, así
como diferentes dialectos: el dórico hablado en Corintio,
Argólida y Creta; el jónico utilizado en Atica; el eólico
en Anatolia y el chipriota en Chipre.
Ahora bien, la idea de que una raza extraña con costumbres propias barrió a los micénicos, ocupando sus espacios e imponiendo su cultura e instituciones no es completamente exacta, posiblemente los indoeuropeos se fueron asentando poco a poco y se fundieron con sus antecesores, dando origen a una nueva Grecia.
La llegada de los “hombres de hierro” (por el metal con que esta gente fabricaba sus aperos) da inicio a lo que los historiadores llaman la Edad Oscura de Grecia. Pero, aunque las ciudadelas de Tirinto, Pilos y la propia Micenas habían sido desvastadas, el pasado glorioso de los aqueos - un tiempo de empresas extraordinarias llevadas a cabo por héroes y dioses - estaba latente y pronto a reaparecer en la vida de los griegos.
En efecto, los hombres de hierro, no obstante de haber traído el caos y representar un período de aislamiento y oscuridad frente a la cultura creto-micénica, pronto absorbieron la cultura de sus antecesores. Es así, que mediante la tradición oral aceptaron como propias las hazañas de los viejos tiempos como la lucha de Teseo contra el Minotauro, la guerra de Troya, el asalto de Tebas, el regreso de los Heraclidas. Mitos y leyendas que alimentaron la religión, el arte y el carácter del nuevo pueblo. Es por ello indudable que las culturas egeas fueron el precedente del arte griego y tienen una importancia capital en la formación de la Grecia clásica.
Ahora bien, la idea de que una raza extraña con costumbres propias barrió a los micénicos, ocupando sus espacios e imponiendo su cultura e instituciones no es completamente exacta, posiblemente los indoeuropeos se fueron asentando poco a poco y se fundieron con sus antecesores, dando origen a una nueva Grecia.
La llegada de los “hombres de hierro” (por el metal con que esta gente fabricaba sus aperos) da inicio a lo que los historiadores llaman la Edad Oscura de Grecia. Pero, aunque las ciudadelas de Tirinto, Pilos y la propia Micenas habían sido desvastadas, el pasado glorioso de los aqueos - un tiempo de empresas extraordinarias llevadas a cabo por héroes y dioses - estaba latente y pronto a reaparecer en la vida de los griegos.
En efecto, los hombres de hierro, no obstante de haber traído el caos y representar un período de aislamiento y oscuridad frente a la cultura creto-micénica, pronto absorbieron la cultura de sus antecesores. Es así, que mediante la tradición oral aceptaron como propias las hazañas de los viejos tiempos como la lucha de Teseo contra el Minotauro, la guerra de Troya, el asalto de Tebas, el regreso de los Heraclidas. Mitos y leyendas que alimentaron la religión, el arte y el carácter del nuevo pueblo. Es por ello indudable que las culturas egeas fueron el precedente del arte griego y tienen una importancia capital en la formación de la Grecia clásica.